Señala en un reciente artículo el analista de origen argentino Andrés Oppenheimer:
“Cuba tiene una larga historia de usar a sus presos políticos como fichas de negociación. Libera un puñado de presos cada tanto a cambio de concesiones económicas o diplomáticas, para más tarde arrestar la siguiente tanda de disidentes. El reverendo Jesse Jackson consiguió la liberación de 26 presos políticos en 1984, Bill Richardson logró sacar a tres disidentes de la cárcel en 1996, el ex presidente Jimmy Carter sacó un prisionero tras su viaje a la isla en el 2002, y la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba dio como resultado la liberación de 80 disidentes presos”.
Anda acertado el articulista, y lo demuestra el hecho de que a pesar de las recientes excarcelaciones, el régimen cubano continúa reprimiendo y deteniendo disidentes. La pregunta obvia entonces es: ¿Cuándo garantizará y protegerá el gobierno de Cuba los derechos fundamentales de sus ciudadanos? ¿Cuándo cesará el castrismo de criminalizar la diferencia en Cuba?
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