El poeta y académico cubano Guillermo Rodríguez, un tradicional seguidor de las directivas gubernamentales en Cuba, se sumó esta semana, en la web Espacio Laical, a las críticas lanzadas contra la censura en la prensa oficial de la Isla.
"El secretismo crea una ley no escrita mediante la cual las noticias no existen hasta que la instancia pertinente autorice su existencia", se quejó Rodríguez, Premio cubano de la Crítica. “Tienen que circular valoraciones que enriquezcan el pensamiento, e incluso, que contribuyan a modificar lo que es hoy la política oficial”, planteó el académico.
Rodríguez pidió que el aparato ideológico del Partido Comunista deje de controlar los medios de comunicación y entregue el poder a directores electos cada tres años. Estos deberán tener "plena autoridad para decidir lo que se publica y sólo serían impugnables por tres razones: porque publicaran información falsa, bien por mala intención y/o por probada negligencia en la indagación; por ocultar informaciones que deberían ser divulgadas; y en tercer lugar, porque publicaran información que atentara contra la seguridad de la nación".
Todo permanece mudo en materia de libertad de expresión en Cuba, sin embargo. Y es que desde las instancias del poder la disidencia es penalizada. “El año pasado, un importante intelectual, Esteban Morales, fue expulsado del Partido Comunista por escribir un artículo sobre la corrupción en las altas esferas, donde solicitaba que se informara de las razones por las que fue destituido el general Rogelio Acevedo, ex director de la aviación civil”, señala la web española Público, que termina diciendo:
“Unos meses más tarde, Morales fue reincorporado a la militancia, pero no volvió a aparecer en los medios de comunicación a pesar de ser un destacado especialista en política estadounidense”.
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