“Hoy es evidente que la ideología marxista en la forma en que fue concebida ya no corresponde a la realidad (…) Nuevos modelos debe ser encontrados con paciencia y de forma constructiva (...) Nosotros queremos ayudar”, dijo hoy el Papa Benedicto XVI a propósito del sistema político vigente en Cuba, país que visitará el próximo día 26.El Sumo Pontífice incluso ofreció su apoyo para una transición pacífica en Cuba, con el objetivo de “evitar traumas y ayudar a avanzar a una sociedad que es fraternal y justa, que es lo que deseamos para todo el mundo”.
Las declaraciones de Joseph Ratzinger se produjeron a bordo del avión papal, al momento de emprender su viaje a México y Cuba.
Desde La Habana, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, respondió prontamente: “Respetamos todas las opiniones, consideramos útil el intercambio de ideas”.
Curiosamente, se trata del mismo ministro que ha llamado “mercenarios” y agentes del Imperio” a la oposición pacífica en Cuba, y representa al mismo gobierno que reprime sistemáticamente, desde hace 53 años, las opiniones contrarias y el libre intercambio de ideas.
Las declaraciones de Rodríguez establecen un doble rasero discriminatorio: Los extranjeros pueden expresar libremente sus opiniones sobre el sistema imperante en Cuba, pero los cubanos no.
De hecho, la actual Constitución de Cuba, reformada en 2002, impone el concepto de que en la Isla rige el socialismo de forma irrevocable, ilegalizando de facto cualquier otra tendencia movimiento o partido político.
El Artículo 62 de la Constitución vigente establece que “ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista (…) La infracción de este principio es punible”.
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